martes, 26 de agosto de 2008

Un perro de dos y de nadie

Mientras camino por una calle en remodelación por el centro de la ciudad algo golpea mi pierna, volteo malhumorada a ver que fue (el día a sido pesado, que si los problemas en la escuela, el trabajo, que el trolebús tarda) y me encuentro con una mirada contenta y una cola juguetona, es un perro de buen tamaño en un principio me causa molestia ¿Cómo puede ser que se atraviese en mi camino? ¿Y cómo que no hay por donde más pasar? ¿Qué no ve que tengo prisa? Entonces me detengo a verlo un poco más sus ojos parecen suplicar por algo pero no se que, supongo que tendrá hambre pues claro se ve tan delgado que hasta dudo que sus pulgas hayan podido comer algo.




Continúo mi camino entre tierra, ruido y concreto levantado. Siento mucha sed y afortunadamente llevo agua así que doy un trago y otro más, ya con mi mal humor controlado vuelvo la mirada y alcanzo a ver de nuevo a ese simpático perro, ya tengo mascota y no podré tener otra pero me gustaría que ese animal tuviera un dueño. Entonces mi pensamiento sigue concentrándose en el perro, pero claro, como no lo pensé antes ese perro debe tener sed entonces me acerco nuevamente y lo veo menear su cola con gusto. Encuentro tirado un vaso (en esta ciudad a la gente le da igual tirar la basura en la calle que en un bote) y lo recojo comienzo a servir de mi botella de agua y pongo el vaso en el suelo, el perro comienza a beberla con desesperación y yo me quedo mirando y recordando aquel pensamiento que me llegó por correo electrónico “el diario de un perro” ¡vaya que es cierto!



Una muchacha se acerca al perro, no creo que sea su dueña, su apariencia es fina y sin duda no creo alguien como ella tuviera un perro así. Lleva en las manos una caja de unicel (de esas en las que se transporta comida), la abre y la pone junto al perro, en un dos por tres el animal se lanza a ella y devora lo que tiene dentro, luce tan desesperado que me hace suponer ha guardado un gran ayuno obligado por las circunstancias.

Mientras él come yo comienzo a caminar, ahora voy pensando en la muchacha con la que ni siquiera crucé palabra. Supongo que ella lo había visto antes que yo aunque el efecto que causó en nosotras fue prácticamente el mismo, ella le dio un poco de su comida y yo un poco de mi agua. ¿Esto nos habrá hecho sentir mejor persona a las dos? ¿Tendrá ella la costumbre de ayudar a otros? Sinceramente yo si la tengo, pero… eso lo guardo para mis adentros… para mis recuerdos.

Comienzan a caer las gotas de lluvia y aunque mis paso son apresurados no siento el enojo de hace un rato, ya me habían dicho que las mascotas son excelentes para ayudarte a controlar el estrés, creo que ahora lo he comprobado.




Finalmente, les dejo unos pensamiento que encuentro completamente apropiado para finalizar con esta historia canina.

"...Los franceses ya han descubierto que la negrura de la piel no es razón para abandonar a un ser humano al capricho de su torturador. Quizás llegue el día en que se reconozca que el número de patas, la pilosidad de la piel o la terminación del hueso sacro son razones igualmente insuficientes para abandonar a un ser sensitivo al mismo destino..." Jeremy Bentham.

“Cuando un hombre se apiade de todas las criaturas vivientes, sólo entonces será noble.”
Buda.

2 comentarios:

Lilo dijo...

Me dan nostalgía/tristeza/ternura este tipo de temas...

Aborrezco el maltrato animal, porque que daño puede hacerte un perro como para que sea sobajado (asi se escribe?) y maltratado?? es solo un ser indefenso, que por mas molesto, triste, cansado, enfadado, colerico, depresivo etc etc siempre esta ahí... a tu lado...

Algo que dificilmente comprenden muchas personas.

AMO A MIS PERROS¡¡ Y DIGAN NO¡¡ AL MALTRATO ANIMAL¡

PEQUEÑA dijo...

Que bueno ke todavia existe gente como tu ke se preokupa por lor animales, felicidades por ser una buena ciudadana jajaja.No de verdad ojala ke tu accion sirva de ejemplo para los demas.

Pd.gracias por tu comentario yo tb espero verte seguido por mi blog :)
saludos bye bye.